“Novellum 2005”. Monovarietal de Tinta de Toro, con una crianza de 12 meses en barricas americanas, francesas y rumanas. A la vista presenta un bonito color cereza con bordes violáceos. En nariz sorprende por un intenso aroma que varios cofrades identifican como “olor a queso”, y que es debido a un compuesto llamado “diacetilo”, procedente de una defectuosa fermentación maloláctica. Este olor es persistente, no desparece con la oxigenación, y enmascara cualquier otro aspecto de la fase olfativa.
En boca el vino es muy alcohólico y con unos taninos excesivos, que adormecen el gusto y dejan en el interior de los labios la sensación astringente que nos recuerda el pellejo de una ciruela verde. Puntuado con cierta polémica, (hubo cofrades que se negaron a ello), el vino obtuvo 57 puntos.
En boca el vino es muy alcohólico y con unos taninos excesivos, que adormecen el gusto y dejan en el interior de los labios la sensación astringente que nos recuerda el pellejo de una ciruela verde. Puntuado con cierta polémica, (hubo cofrades que se negaron a ello), el vino obtuvo 57 puntos.
“Sango 2004”. Se trata del denominado “vino de alta expresión” de Bodegas Rejadorada, también monovarietal y con una crianza de 18 meses en barrica de roble francés. En la copa el vino ofrece un hermoso color guinda intenso, con una capa muy alta y destellos morados en el menisco. En nariz se muestra elegante y fino, con toques especiados y balsámicos, vainilla y recuerdos de fruta negra madura. Cuando se saborea, Sango ofrece sensaciones agradables, propias de un caldo equilibrado, armonioso, con taninos maduros e integrados. En la vía retronasal es redondo y con buena persistencia. Obtuvo 76 puntos.
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