martes, 24 de febrero de 2009

Cata Nº 80. Pricum Albarín Barrica 2007. Pricum Rosado 2007. Pricum Prieto Picudo 2007.



- “Pricum Albarín Barrica 2007”. Nos encontramos con un blanco elaborado con un coupage de albarín (70%) y verdejo (30%), que ha sido fermentado y criado durante 7 meses sobre lías en “fudre oval” de madera francesa.
Amarillo pajizo brillante. Corto en nariz, ha perdido la fruta y se aprecia cierta oxidación. En boca destaca la acidez, que le da un poco de viveza. Predominan las notas varietales del verdejo, y aunque resulta fresco y se bebe de forma grata, le falta persistencia y viveza. Obtuvo 70 puntos.
- “Pricum Rosado 2007”. Monovarietal de Prieto picudo, con fermentación y crianza de siete meses en “fudre oval” de madera francesa. Es un vino diferente, con color cereza y capa media, que apenas presenta aromas florales, sino de frutilla roja y algo de madera. En boca es también extraño, con recuerdos de fruta madura y bayas del bosque, pero corto de intensidad, de acidez y a juicio de algunos cofrades, un tanto plano y sin chispa. Obtuvo 62 puntos.
- “Pricum Prieto Picudo 2007”. A la vista muestra un precioso color morado, de capa alta, muy brillante, que acompaña unos aromas limpios con una primera impresión marcada por la madera nueva de roble, que rezuma calidad. En boca es amplio, sabroso y cálido, con notas de fruta, toques de coco, pimienta negra, y una agradable persistencia. Su estructura es un poco justa en intensidad y equilibrio, y se sustenta en el sólido armazón que le otorga la calidad de su madera. Obtuvo 78 puntos.

Cata Nº 79. Villeza Doce Meses - 2006.




“Villeza Doce Meses - 2006” obtuvo una nota de 83,12 puntos. Se trata de un monovarietal de prieto picudo, un tipo de uva poco conocido fuera de León, que por sus características permite elaborar vinos de calidad, muy aptos para la crianza, que ya han comenzado a captar el interés de expertos y aficionados. A la vista, “Villeza Doce Meses 2006” presenta un bonito color cereza picota, limpio, brillante y de capa alta, con reflejos morados en su ribete. Desprende aromas de buena intensidad, con predominio de la fruta (ciruela, mora, grosella), y notas tostadas cedidas por madera de calidad. Algunos cofrades señalan toques de coco, cacao, tabaco y sutiles notas balsámicas. En boca tiene una entrada robusta, con carnosidad y taninos muy vivos, que hacen suponer que mejorará en botella en los próximos dos años. Sabe a fruta madura, resulta sabroso, con buena acidez, cálido y con un final persistente en el que se aprecia el agradable amargor tan peculiar de la variedad.