lunes, 21 de abril de 2008

Cata Nº 73. Balbás Crianza 2004. Ritus 2004.


Los vinos degustados en esta ocasión fueron los siguientes caldos de Bodegas Balbás:

- “Balbas Crianza 2004” Ha sido elaborado con Tempranillo (90%) y un toque de Cabernet Sauvignon (10%), y ha permanecido 18 meses en barricas bordelesas de roble americano y francés, para seguidamente complementar su crianza con una estancia de 18 meses en botella. A la vista posee un hermoso color rojo picota de capa alta, con destellos azulados en su menisco. Desprende aromas no muy intensos pero complejos y de calidad. Frutas maduras, notas minerales y recuerdos cedidos por la madera.
En boca se muestra como un tinto robusto, con el carácter que le imprimen sus abundantes taninos. Deja una impresión agradable, con variados sabores entre los que predomina fruta, café torrefacto y tabaco. Entendemos que está aún en plena evolución, por lo que mejorará en botella a medida que pula su astringencia y las aristas de los taninos aún sin integrar. Obtuvo 83,1 puntos.



- “Ritus 2004” Nos encontramos con un vino “de pago” que pretende dar respuesta a una corriente que se esfuerza por la búsqueda de caldos novedosos, de corte moderno, que ofrezcan algo diferente. “Ritus” es elaborado con uvas de una parcela situada a una altitud de 940 metros, con las variedades Tempranillo (75%) y Merlot (25%), con una maceración de 20 días, y un periodo de crianza de 18 meses en barricas de roble francés.
Desde el primer momento entra por los ojos al mostrar una atrayente tonalidad violácea muy cubierta. Su fase visual es magnífica y sus destellos brillantes convierten a Ritus 2004 en un líquido espeso, denso y apetecible. En nariz se confirma que nos hallamos ante un vino memorable, con una potencia aromática sorprendente. Compota, fruta muy madura, cacao, finos recuerdos de madera noble, gama balsámica, tabaco de pipa, especias, regaliz, muchas sensaciones se van abriendo como en abanico a medida que el vino se oxigena.
- En boca se muestra carnoso y con cuerpo, estructurado y armónico. Es dulce y redondo, y circula con placer por el interior de la boca, dejando un tacto aterciopelado y goloso. El postgusto es largo, grato y persistente, tanto como el agradable recuerdo que dejó entre los cofrades de El Bocoy, que le distinguieron con 90,7 puntos.